La superficie porosa del carbón activado tiene una carga eléctrica negativa que causa que las toxinas cargadas positivas y el gas se unan con él. El efecto que produce en el organismo es purificador, removiendo las sustancias químicas que ingerimos a diario y quedan atrapadas en el intestino.
No debemos preocuparnos por la cantidad que vamos a utilizar para elaborar nuestro pan. Usaremos solo 2,4 g para todo el pan y el uso diario recomendado para una persona es muy superior a este.